Por Claudia Vargas-Ribas 1

Según datos de la Plataforma de Coordinación Interagencial para Refugiados y Migrantes (R4V) actualmente hay mÔs de 7 millones de venezolano/as que han emigrado, eso significa que 22% de su población estÔ fuera del país, la mayoría se encuentra en países de América Latina y el Caribe (LAC) y mÔs específicamente en países andinos: Colombia, Perú y Ecuador, en ese orden. Sin embargo, la salida de estas personas -según el período y contexto en el que lo hicieron- ha sido diferente, a partir del año 2016 la población que sale de Venezuela lo hace en condiciones de mayor vulnerabilidad; las rutas terrestres comienzan a ser mÔs frecuentes, incluso algunas personas hicieron el trayecto caminando, otras por la urgencia y necesidad de la salida viajaban sin documentos bÔsicos (pasaporte, apostillas, visas, permisos) o apenas con su identificación y también con escasos recursos económicos, se estima que entre finales del año 2016 y 2018 emigraron de Venezuela unas 2.791.212 personas (con datos R4V).

Esa cifra que daba cuenta de la emergencia humanitaria en Venezuela significó para los paĆ­ses un inesperado y acelerado aumento -en poco tiempo- de población migrante, por lo que las respuestas implementadas obedecĆ­an a la emergencia del momento, pero no a la complejidad del fenómeno. Una de las principales ā€œmedidasā€ que tomaron de forma progresiva y con un efecto cadena en los principales paĆ­ses receptores, fue la solicitud de requisitos y/o visas para la entrada de venezolanos/as con el objetivo de ā€œcontrolar y ordenarā€ esta migración (ver cuadro de infografĆ­a con paĆ­ses y fecha de implementación). Este hecho claramente no detuvo la entrada, pero por las condiciones en las que migraban la mayorĆ­a no podĆ­an cumplir con tales requisitos, aumentando asĆ­ la vulnerabilidad de estas personas que para llegar a estos destinos, no solo tuvieron que exponerse por caminos irregulares, redes de ā€œcoyotesā€ y afines, sino que ademĆ”s tenĆ­an una situación administrativa irregular que ya los condicionaba a empleos precarios o a la informalidad laboral, nula o escasa integración y dificultad para el acceso a derechos bĆ”sicos (vivienda, alimentación, salud y educación) situación que la pandemia y sus efectos agudizó.

Este contexto nos lleva a pensar sobre la capacidad o libertad efectiva de movilidad que tiene la población venezolana, para hacerlo consultamos la mĆ”s reciente publicación de ā€œHenley Passport Indexā€ 2 . Este Ć­ndice nos muestra que Venezuela tiene acceso a 126 paĆ­ses ā€œsin necesidadā€ de una visa, a simple vista pareciera indicar que el pasaporte venezolano (para quienes lo tienen) posee gran apertura, pero hay algunos elementos de esta misma publicación que vale la pena resaltar y que muestran que la cantidad no es sinónimo de mayor acceso:

  • Junto al ā€œPassport indexā€, el Henley Passport Power nos seƱala que no solo la cantidad de destinos a los que se tiene acceso son importantes, sino la proporción del PIB global que tienen estos paĆ­ses. En el caso de Venezuela, los destinos a los que puede ir nuestros ciudadanos y ciudadanas, sin requerir visa, representan el 32,05% del PIB mundial. Usando esta referencia como un indicador del ā€œpoder económicoā€ que tiene el pasaporte venezolano en particular, observamos que se ubica en una de las posiciones mĆ”s bajas de la clasificación del ā€œPassport indexā€, lo cual a su vez, refleja las limitadas alternativas que tiene la migración para mejorar sus condiciones socioeconómicas al salir del paĆ­s.
  • Otro punto de interĆ©s del Ć­ndice es que ratifica lo seƱalado en pĆ”rrafos precedentes, la mayorĆ­a de los paĆ­ses donde estĆ”n los/as venezolanos/as o a los que pudieran emigrar por cercanĆ­a geogrĆ”fica, cultural o proceso de reunificación familiar (algunas islas del Caribe, paĆ­ses andinos exceptuando Colombia) tienen restricción de entrada.
  • En resumen, la población venezolana tiene movilidad internacional limitada, incluso aunque posea un pasaporte, lo cual tambiĆ©n en tĆ©rminos de precios y tramites no es tan accesible para la población en Venezuela.

Este breve contexto de la situación de movilidad y migración venezolana actual evidencia las restricciones generales que existen para movernos, incluso si no tuviéramos intención de irnos de Venezuela, al mismo tiempo que para aquellas personas que lo han hecho supone limitaciones para la integración y acceso a derechos. Muchas de las políticas en la región de LAC, donde hay mÔs población venezolana, no han trascendido de mecanismos ad hoc, procedimientos transitorios de regularización o no han considerado que las propias barreras impuestas para evitar su entrada han hecho mÔs difícil cubrir costos y/o procedimientos para poder regularizarse, convirtiéndose este proceso en un eterno circulo de limitaciones. Es necesario desde nuestros espacios revisar y sistematizar los mecanismos existentes en la región, identificar qué países han tenido mejores prÔcticas en este proceso y comenzar a desarrollar recomendaciones hacia soluciones mÔs duraderas en esta materia que finalmente supone el derecho a circular libremente.

ARTƍCULO CON EL CUADRO DE PAISES QUE SOLICITAN VISAS



 

1 Profesora e investigadora en el departamento de Ciencias Sociales de la Universidad Simón BolĆ­var. Socióloga, Magister en Ciencia PolĆ­tica especializada en PolĆ­ticas pĆŗblicas, migración general y migración venezolana. Investigadora de Ɖxodo, A.C.

2 El índice de pasaportes de Henley (HPI) es la clasificación original y autorizada de todos los pasaportes del mundo según la cantidad de destinos a los que sus titulares pueden acceder sin una visa previa y se basa en datos exclusivos y oficiales de la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA ). La metodología de este informe señala que se miden 227 destinos y 193 países. Disponible en: https://www.henleyglobal.com/publications/global-mobility-report/2023-q3

3 El costo de pasaporte por 10 años cuesta $203 y el salario mínimo, según la moneda de cambio y el promedio de bonificaciones aprobadas que no son para toda la población, no pasa de $50 al mes. La otra limitación es geogrÔfica, las oficinas del Servicio Administrativo de Identificación, Migración y Extranjería (SAIME) no siempre son accesibles para todas las personas en Venezuela, en el caso de quienes no viven en ciudades principales de los estados o en zonas rurales, ademÔs del costo del trÔmite deben agregar costos de desplazamiento.